Durante toda la pandemia la detección del virus para poder aislar los casos positivos y evitar su expansión ha sido punta de lanza en la gestión de la pandemia. Sin embargo, con la llegada de la variante Ómicron, más fácilmente transmisible que las anteriores, los sistemas de detección han cobrado más importancia si cabe. Por ello, a los test de antígenos y las PCR se sumaron la dispensación en farmacias de los autotest y los kits salivares. Con todo, cualquier ayuda que venga será buena.

Y el proyecto ‘Detección rápida y automatizable para SARS-CoV-2 basada en PCR, nanotecnología y microfluídica’ (Nanofluidetec) avanza en esa línea, investigando un sistema de identificación del virus basado en técnicas moleculares e integrando la nanotecnología y microfluídica con la automatización y potencial conectividad para su comunicación.

El consorcio que da vida a este proyecto está formado por los laboratorios lucenses AMSlab y AMSbiopharma; por la biotecnológica Bflow, con sede en Santiago; y por el Campus de Lugo de la Universidade de Santiago de Compostela (USC). Y desde EL CORREO hablamos con uno de los científicos de AMSlab implicado en el proyecto para que nos cuente más detalles sobre el funcionamiento de estos sistemas.

 

LA SOLUCIÓN A LA ESCASEZ DE KITS DE EXTRACCIÓN. 

“Esta es la culminación de un proyecto que habíamos empezado a comienzos de la pandemia, cuando optamos a un dinero de la Xunta para desarrollar un test de diagnóstico basado en una tecnología parecida a la de la PCR”, explica el investigador Óscar Cascón, que detalla que esa tecnología se basa en la detección del ARN del SARS-CoV-2.

Al final del desarrollo, el resultado se probó en el Hospital Marqués de Valdecilla (Santander), y la conclusión a la que se llegó fue que “la sensibilidad de nuestro test era parecida a la de un antígeno”. Para ellos, pues “fue un éxito”, pero, “al ser un poco más complicado que un test de antígeno, si queríamos que tuviese salida comercial, había que mejorarlo”, apunta Cascón.

Así fue como surgió el segundo y actual proyecto, intentando mejorar la tecnología que ya tenían e integrando otra nueva. El investigador recuerda que “al principio de la pandemia había problemas de suministro con los kits de extracción para PCR”. Los test de antígenos no llevan esos kits, “y nuestra tecnología tampoco”. Eso, aunque pudiera parecer una ventaja, “hace que baje muchísimo la sensibilidad de la prueba, y no se obtengan resultados tan fiables como en una PCR”.

Por ello, lo que esta sinergia de laboratorios trata de lograr ahora es “integrar los kits de extracción que desarrollamos nosotros aquí en AMSlab para el SARS-CoV-2 dentro de un chip”. “Entonces, lo que hace esa extracción, es purificar, eliminar interferencias y concentrar mucho el material genético que va a detectar, con lo cuál se aumenta muchísimo la sensibilidad”, detalla Cascón.

Esa es la principal diferencia entre los test de antígenos y las PCR, el hecho de que la PCR ya es más sensible de por sí, pero, además, al ir acoplada a un proceso de extracción realizado en hospitales, la sensibilidad ya es total.

“Aquí pensamos en integrar el kit que ya tenemos con el de extracción y que así sea algo más fácil que se pueda hacer en cualquier sitio, sin necesidad de mandar la muestra a un hospital”, indica el experto. Los chips de microfluídica que automatizan el proceso son desarrollados por Bflow, empresa que “vió factible integrar la muestra en un microchip para automatizar el proceso de extracción”.

Y es que, a través de los kits de extracción “hay que hacer diferentes operaciones en las que tienes que fijar el material genético del SARS-CoV-2 a unas nanopartículas y, después, darle una serie de lavados para sacar interferencias”. Esa es la base de su funcionamiento y una operación que se hace en el laboratorio, porque, “al final, tú tienes un polvillo que tienes que ir lavando varias veces”. Este proyecto evitará tal complejidad para “simplificar todo”, con la automatización y “aumentar la sensibilidad”.

 

PRODUCTO FÁCILMENTE ADAPTABLE A CUALQUIER TIPO DE PATÓGENOS QUE AMENACEN EN EL FUTURO. 

¿Y cuándo podría estar disponible en el mercado semejante revolución? Según Cascón, “se calcula que podría ser algo comercial a finales de 2023”. De cara a esa fecha, la duda es si el coronavirus seguirá suponiendo una amenaza para la sociedad y, por tanto, seguirá siendo fundamental identificar los casos o, por el contrario, se tratará como una gripe.

En cualquier caso, la empresa no se muestra preocupada por esta cuestión, pues su producto “sería fácilmente adaptable para otras cosas, para otros virus que puedan venir y para otras enfermedades”. “No es como montar un test de antígenos y en el momento en que venga otro virus ya no te vale de nada y tienes que empezar de cero”, destaca el investigador, pues “si nosotros somos capaces de montar una extracción en un chip, eso valdría para absolutamente cualquier tipo de patógeno que quieras detectar”.

Con la gran ventaja de que se reduce también el tiempo del resultado igualando la sensibilidad de la PCR. “Una PCR estándar lleva como dos horas desde que tú entras en el hospital y te toman la muestra, si la hacen toda de seguido y con un técnico de laboratorio muy rápido, pero con nuestro proyecto podría reducirse ese tiempo a unos 35/40 minutos”, reivindica.

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